Luego oí en el cielo un gran clamor: «Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
«Daré la orden de sacudir al pueblo de Israel entre todas las naciones, como se sacude el trigo en una zaranda, sin que caiga a tierra ni un solo grano.