Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez».
»En aquel día acrecentaré la fuerza del pueblo de Israel y en ese momento tú, Ezequiel, les hablarás con libertad. Entonces sabrán que yo soy el Señor».