Después de haber cumplido con todo lo que exigía la Ley del Señor, José y María regresaron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret.
También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David,
—Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —contestó Jesús. Entonces Juan consintió.
Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno sin añadir ni quitar nada.
Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Y su madre conservaba todas estas cosas en el corazón.
Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor.
A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea,
Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura
Jesús continuó: «Seguramente ustedes me van a citar el proverbio: “¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que hiciste en Capernaúm”.