Los que lo oyeron preguntaron: —Entonces, ¿quién podrá salvarse?
—Señor, ¿son pocos los que van a salvarse? —le preguntó uno.
En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús.