Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como ejemplo al sufrir el castigo de un fuego eterno por haber practicado, como aquellos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza.
Tan cierto como que yo vivo», afirma el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, «Moab vendrá a ser como Sodoma y los amonitas como Gomorra: se volverán campos de espinos y minas de sal, ruina perpetua. El remanente de mi pueblo los saqueará; los sobrevivientes de mi nación heredarán su tierra».
Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra y a sus ciudades vecinas; nadie volverá a habitar allí, ningún ser humano vivirá en ella», afirma el Señor.
«Envié una destrucción como la de Sodoma y Gomorra; eran como brazas, tizones rescatados del fuego. Con todo, ustedes no se volvieron a mí», afirma el Señor.
»¿Cómo podría yo entregarte, Efraín? ¿Cómo podría abandonarte, Israel? ¿Cómo puedo entregarte como a Admá? ¿Cómo puedo hacer contigo como con Zeboyín? Dentro de mí, el corazón me da vuelcos, y se me conmueven las entrañas.
beberá también del excitante vino de la ira de Dios, que en la copa de su ira está puro, no diluido. Será atormentado con fuego y azufre, en presencia de los santos ángeles y del Cordero.
Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía señales en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre.