Por eso el Señor envió contra ellos a los comandantes del ejército del rey de Asiria, los cuales capturaron a Manasés y lo llevaron a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce.
Yo levanté mi mano para castigarte y reduje tu territorio; te entregué al deseo de tus enemigos, las ciudades filisteas, que se avergonzaban de tu conducta depravada.