»Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—.
Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
El menor de ellos dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos.
Los descendientes de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden dada por su antepasado; en cambio, este pueblo no me obedece”.