Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre.
Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.
Y digo: «Me he quedado sin fuerzas y sin esperanza en el Señor».
En mi angustia llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!». Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras.
En verdad, consideramos dichosos a los que perseveraron. Ustedes han oído hablar de la perseverancia de Job y han visto lo que al final le dio el Señor. El Señor es muy compasivo y misericordioso.
Jesús contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
Por más que grito y pido ayuda, él rechaza mi oración.
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
»Así que yo digo: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo pide un pescado, le dará en cambio una serpiente?