Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «no mates», «no robes», «no codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma,
«Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.