Ella se inclinó y, postrándose rostro en tierra, dijo: —Soy la sierva de David y estoy para servirle. Incluso estoy dispuesta a lavarles los pies a sus criados.
Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo
Rut se inclinó, se postró rostro en tierra y exclamó: —¿Cómo es que le he caído tan bien a usted, hasta el punto de fijarse en mí, siendo solo una extranjera?