Si hasta el otro día queda algo del carnero con que se les confirió autoridad o algo del pan, quémalo. No debe comerse, porque es parte de las ofrendas sagradas.
Porque él dice: «En el momento propicio te escuché y en el día de salvación te ayudé». Les digo que este es el momento propicio de Dios; hoy es el día de salvación.
Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en los dominios de la muerte, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.