Cortó luego el carnero en trozos y quemó la cabeza, los trozos y el sebo.
después acomodarán los trozos sobre la leña encendida del altar, junto con la cabeza y el sebo.
Moisés lo sacrificó y roció la sangre alrededor del altar.
Colocados en el interior, sobre las paredes en derredor, estaban los ganchos dobles, que medían un palmo de largo. Sobre las mesas se ponía la carne de las ofrendas.