Luego el sacerdote ungido tomará un poco de la sangre del novillo y la llevará a la Tienda de reunión.
y allí, en presencia del Señor, los jefes de la comunidad impondrán las manos sobre la cabeza del novillo y lo degollarán.
Mojará el dedo en la sangre y rociará con ella siete veces en dirección a la cortina en presencia del Señor.