Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!
el que presente su ofrenda deberá añadirle, como ofrenda de cereal al Señor, la décima parte de un efa de harina refinada mezclada con un cuarto de hin de aceite.