Cómanselo el día en que lo sacrifiquen o al día siguiente. Lo que sobre para el tercer día deberán quemarlo.
»Cuando ofrezcan al Señor un sacrificio de comunión, háganlo de tal manera que el Señor lo acepte de buen grado.
Si alguien lo come al tercer día, tal sacrificio no será válido, pues la carne ya se habrá vuelto impura.
Y no deben dejar nada para mañana. En caso de que algo quede, lo quemarán al día siguiente.