»Cuando ustedes entren en la tierra y planten cualquier clase de árboles frutales, durante tres años no comerán su fruto, sino que lo considerarán inmundo.
«Cuando nazca un ternero, un cordero o un cabrito, se quedará con su madre durante siete días. Del octavo día en adelante será aceptable al Señor como ofrenda puesta al fuego.
¿A quién hablaré? ¿A quién advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del Señor los ofende; no se complacen en ella.
No comerán pan ni grano tostado o nuevo, hasta el mismo día en que traigan esta ofrenda a su Dios. Este será un estatuto perpetuo para todos tus descendientes dondequiera que habiten.