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Referencias Cruzadas

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Jueces 9:57

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Yerubaal.

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14 Referencias Cruzadas  

Y si no, habitantes de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y los consuma a ustedes y que salga fuego de ustedes y consuma a Abimélec!».

En tiempos de Acab, Jiel de Betel reconstruyó Jericó. Echó los cimientos a costa de la vida de Abirán, su hijo mayor, y puso las puertas al precio de la vida de Segub, su hijo menor, según la palabra que el Señor había dado a conocer por medio de Josué, hijo de Nun.

Abimélec combatió contra la ciudad durante todo aquel día, hasta que la conquistó matando a sus habitantes; arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella.

En aquel tiempo, Josué hizo este juramento: «¡Maldito sea en la presencia del Señor el que se atreva a reconstruir esta ciudad! »Que eche los cimientos a costa de la vida de su hijo mayor. Que ponga las puertas a costa de la vida de su hijo menor».

Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal y el derramamiento de su sangre recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los habitantes de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen.

Fue así como Dios castigó a Abimélec por el crimen que había cometido contra su padre al matar a sus setenta hermanos.

Después de Abimélec surgió un hombre de Isacar para salvar a Israel. Se llamaba Tola; era hijo de Fuvá y nieto de Dodó. Vivía en Samir, en la región montañosa de Efraín.

El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner, hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él.

Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha hecho lo mismo que yo hice con ellos!». Luego lo llevaron a Jerusalén y allí murió.

En cuanto a mí, aunque me han ungido rey, soy todavía débil; no puedo hacerles frente a estos hijos de Sarvia. ¡Que el Señor pague al malhechor según sus malas obras!».

¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor Altísimo cantaré salmos!

Él les hará pagar por sus pecados y los destruirá por su maldad; el Señor nuestro Dios los destruirá.

Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan.

¡Ay del malvado, pues le irá mal! ¡Según la obra de sus manos se le pagará!




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