Dios eligió nuevos líderes, cuando la guerra llegó a las puertas de la ciudad, pero no se veía ni un escudo ni una lanza entre cuarenta mil hombres de Israel.
Sin embargo, tampoco escucharon a esos líderes, sino que se prostituyeron al entregarse a otros dioses y adorarlos. Muy pronto se apartaron del camino que habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos del Señor.
Abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, que los había sacado de Egipto, siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban— y los adoraron, provocando así la ira del Señor.
la voz de los que cantan en los abrevaderos, donde relatan los actos de justicia del Señor, los actos de justicia para con sus campesinos en Israel. »Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas de la ciudad.
Porque ellos me han abandonado. Han profanado este lugar, quemando en él incienso a otros dioses que no conocían ni ellos ni sus antepasados ni los reyes de Judá. Además, han llenado de sangre inocente este lugar.