Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.
Y si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, su padre y su madre, que lo engendraron, le dirán: “Has mentido en el nombre del Señor. Por tanto, debes morir”. Y sus propios padres traspasarán al que profetiza.
Pero Samuel dijo: —Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag.
Entonces Aod se acercó al rey, que estaba sentado solo en la habitación del piso superior de su palacio de verano, y le dijo: —Tengo un mensaje de Dios para usted. Cuando el rey se levantó de su trono,
La empuñadura se hundió tras la hoja, a tal punto que esta salió por la espalda. Además, Aod no sacó el puñal, ya que este quedó totalmente cubierto por la gordura.