Jueces 3:11

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

El país tuvo paz durante cuarenta años, hasta que murió Otoniel, hijo de Quenaz.

Referencias Cruzadas

Jueces 8:28

Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvo paz.

Jueces 5:31

»¡Así perezcan todos tus enemigos, oh Señor! Pero los que te aman sean como el sol cuando sale en todo su esplendor». Entonces el país tuvo paz durante cuarenta años.

Jueces 3:30

Aquel día Moab quedó sometido a Israel, y el país tuvo paz durante ochenta años.

Josué 11:23

Así logró Josué conquistar toda aquella tierra, conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés, y se la entregó como herencia al pueblo de Israel, según la distribución tribal. Por fin, aquella región descansó de las guerras.

Ester 9:22

como el tiempo en que los judíos se libraron de sus enemigos, y como el mes en que su aflicción se convirtió en alegría, y su dolor en día de fiesta. Por eso debían celebrarlos como días de banquete y de alegría, compartiendo los alimentos los unos con los otros y dándoles regalos a los pobres.

1 Crónicas 4:13

Los hijos de Quenaz fueron Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel fueron Jatat

Jueces 3:9

Pero clamaron al Señor y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas.

Josué 15:17

Entonces Otoniel, hijo de Quenaz y hermano de Caleb, la conquistó; así que Caleb le dio por esposa a su hija Acsa.

Jueces 3:10

El Espíritu del Señor vino sobre él, y así se convirtió en líder de Israel y salió a la guerra. El Señor entregó a Cusán Risatayin, rey de Aram, en manos de Otoniel, quien prevaleció sobre él.

Jueces 3:12

Una vez más los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor. Entonces, por causa del mal que hicieron, el Señor le dio poder sobre ellos a Eglón, rey de Moab.

Nehemías 9:28

»Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo ante tu presencia; tú los abandonabas en manos de sus enemigos y ellos los dominaban. De nuevo clamaban a ti y desde el cielo los escuchabas. ¡Por tu inmensa compasión muchas veces los libraste!