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Referencias Cruzadas

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Jueces 19:6

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Así que se sentaron a comer y a beber los dos juntos. Después el padre de la muchacha le pidió: «Por favor, quédate esta noche para pasarla bien».

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15 Referencias Cruzadas  

Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, que era el padre de la muchacha, le dijo: «Mira, está a punto de oscurecer y el día ya se termina. Pasa aquí la noche; quédate para pasarla bien. Mañana podrás madrugar y emprender tu camino a casa».

Cuando ya estaban muy alegres, gritaron: «¡Saquen a Sansón para que nos divierta!». Así que sacaron a Sansón de la cárcel y él les sirvió de diversión. Cuando lo pusieron de pie entre las columnas,

Booz comió, bebió y se puso alegre. Luego se fue a dormir detrás del montón de grano. Más tarde Rut se acercó sigilosamente, le destapó los pies y se acostó allí.

Al séptimo día, como a causa del vino el rey Asuero estaba muy alegre, ordenó a los siete eunucos que le servían —Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás—

En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.

Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte y harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas los atormentaban.

Cuando la gente esté diciendo: «Paz y seguridad», vendrá de improviso sobre ellos la destrucción, como llegan los dolores de parto a la mujer embarazada. De ninguna manera podrán escapar.

Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”.

el vino que alegra el corazón humano, el aceite que hace brillar el rostro y el pan que sustenta la vida.

Cuando Abigaíl llegó a la casa, Nabal estaba dando un regio banquete. Se encontraba alegre y muy borracho, así que ella no dijo nada hasta el día siguiente.

Después de haber salido a los campos y recogido y pisado las uvas, celebraron un festival en el templo de su dios. Mientras comían y bebían, maldijeron a Abimélec.

Cuando el levita se levantó para irse, su suegro insistió de tal manera que se vio obligado a quedarse allí esa noche.

Este, por su parte, había dado instrucciones a sus criados: «No pierdan de vista a Amnón. Y cuando se le alegre el corazón por el vino, yo daré la señal de ataque y ustedes lo matarán. No tengan miedo, pues soy yo quien da la orden. Ánimo; sean valientes».

Ante esto, su esposa Jezabel le dijo: —¿Y no eres tú quien manda en Israel? ¡Levántate y come, que te hará bien! Yo te conseguiré el viñedo del tal Nabot.




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