El joven levita aceptó quedarse a vivir con él y fue para Micaías como uno de sus hijos.
—Vive conmigo —le propuso Micaías—, y sé mi padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, además de ropa y comida.
Luego Micaías invistió al levita, y así el joven se convirtió en su sacerdote y vivió en su casa.
salió de aquella ciudad en busca de algún otro lugar donde vivir. En el curso de su viaje llegó a la casa de Micaías en la región montañosa de Efraín.