Y el ángel del Señor no se volvió a aparecer a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa se dio cuenta de que aquel era el ángel del Señor.
Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: —¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!
Pero el ángel del Señor respondió: —Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero si preparas un holocausto, ofréceselo al Señor. Manoa no se había dado cuenta de que aquel era el ángel del Señor.