ellos decían: «Muy bien, di “Shibolet”». Si decía: «Sibolet», porque no podía pronunciar la palabra correctamente, lo agarraban y allí mismo, en el cruce del Jordán, lo degollaban. En aquella ocasión murieron cuarenta y dos mil hombres de la tribu de Efraín.
Los líderes y el pueblo de Galaad se dijeron el uno al otro: «El que inicie el ataque contra los amonitas será el líder de todos los que viven en Galaad».