Algunos fariseos que estaban con él, al oírlo hablar así, le preguntaron: —¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos?
Dices: “Soy rico, me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú.
Ellos replicaron: —Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo expulsaron.
Jesús les contestó: —Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece.