Él respondió: —¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él.
Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique?
Jesús se volvió y al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscan? —Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa “Maestro”.)
—¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?
Dinos, bella entre las bellas, ¿en qué aventaja tu amado a otros hombres? ¿En qué aventaja tu amado a otros hombres, que nos haces tales ruegos?
—Pues ya lo has visto —contestó Jesús—; es el que está hablando contigo.