—Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y el que a mí viene no lo rechazo.
—Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda —respondió Juan—.
Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad,
Ciertamente la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús.
Porque a ustedes se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también sufrir por él,
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Tengo otras ovejas que no son de este redil y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
Él respondió: —A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos; pero a ellos no.