Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo.
Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Así que él y toda su familia creyeron.
—Vuelve a casa que tu hijo vive —dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús dijo y se fue.
Elías tomó al muchacho y lo llevó de su cuarto a la planta baja. Se lo entregó a su madre y le dijo: —¡Tu hijo vive! ¡Aquí lo tienes!
Cuando preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, contestaron: —Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.