Entonces Pedro y el otro discípulo se dirigieron al sepulcro.
Pedro, sin embargo, salió corriendo al sepulcro. Se asomó y vio solo las vendas de tela de lino. Luego volvió a su casa, extrañado de lo que había sucedido.
Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más rápido que Pedro, llegó primero al sepulcro.