Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo.
Yo les he entregado tu palabra y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
—Ustedes son de aquí abajo —continuó Jesús—; yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo.
Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo y el mundo los escucha.