—¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.
Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
—Vengan a ver —contestó Jesús. Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba. Ese mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde.
—No se asusten —dijo—. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.
María Magdalena y María la madre de José vieron dónde lo pusieron.
No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde estaba.
Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
Jesús lloró.