Así salvó Josué a los gabaonitas de morir a manos del pueblo de Israel.
Estamos a merced de ustedes. Hagan con nosotros lo que les parezca justo y bueno.
Ese mismo día Josué los hizo leñadores y aguateros de la asamblea israelita, especialmente del altar del Señor que está en el lugar que él mismo eligió. Y así han permanecido hasta el día de hoy.