Naamán, comandante del ejército del rey de Aram, era un hombre de mucho prestigio y gozaba del favor de su rey porque, por medio de él, el Señor había dado victorias a su país. Era un soldado valiente, pero tenía una enfermedad en la piel.
El Señor exhortó a Josué: «¡No tengas miedo ni te desanimes! Toma contigo a todo el ejército y ataquen la ciudad de Hai. Yo les daré la victoria sobre su rey y su ejército; se apropiarán de su ciudad y de todo el territorio que la rodea.