Así que Josué hizo los cuchillos y circuncidó a los varones israelitas en la colina de Aralot.
Luego Jesús dijo a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Pero Séfora, tomando un cuchillo de piedra afilada, cortó el prepucio a su hijo; luego tocó los pies de Moisés con el prepucio y dijo: «No hay duda. Tú eres para mí un esposo de sangre».
En aquel tiempo, el Señor dijo a Josué: «Prepara cuchillos de piedra afilada y vuelve a practicar la circuncisión entre los israelitas».
Realizó la ceremonia porque los israelitas en edad militar que habían salido de Egipto ya habían muerto en el desierto.