»Por tanto, hijo de hombre, prepara tu equipaje para el exilio y a plena luz del día, a la vista de todos, saldrás como quien va exiliado a otro lugar. Tal vez así entiendan, aunque son un pueblo rebelde.
Fueron al campamento de Guilgal donde estaba Josué y dijeron a él y a los israelitas: —Venimos de un país muy lejano. Queremos hacer un tratado con ustedes.
Pero el ejército babilonio los persiguió hasta alcanzarlos en las llanuras de Jericó. Capturaron a Sedequías y lo llevaron ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí dictó sentencia contra Sedequías
Recuerda, pueblo mío, lo que pidió Balac, rey de Moab, y lo que le respondió Balán, hijo de Beor. Recuerda tu paso desde Sitín hasta Guilgal, y reconoce que el Señor actuó con justicia».
Comerán el cordero de este modo: con el manto ceñido a la cintura, con las sandalias puestas, con la vara en la mano y de prisa. Se trata de la Pascua del Señor.