Las aguas me llegaban hasta el cuello, lo profundo del mar me envolvía; las algas se me enredaban en la cabeza,
Las aguas me han cubierto la cabeza; tal parece que me ha llegado el fin.
Me sacó de la fosa fatal, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme.
»Ahora bien, cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que su destrucción ya está cerca.
Señor, por causa de mis enemigos, dirígeme en tu justicia; endereza tu senda delante de mí.