A lo profundo me arrojaste, al corazón mismo de los mares; las corrientes me envolvían, todas tus ondas y tus olas pasaban sobre mí.
Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas se han precipitado sobre mí.
Las aguas me han cubierto la cabeza; tal parece que me ha llegado el fin.
Las olas de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron.
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz de súplica.
Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida.
En mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió.
Desde lo más profundo de la fosa invoqué, Señor, tu nombre,