Espérenme, por tanto, hasta el día que me levante a buscar el botín», afirma el Señor, «porque he decidido reunir a las naciones y juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi indignación, toda mi ardiente ira. En el fuego de mi celo toda la tierra será consumida.
Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles,
reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio contra los pueblos por lo que hicieron a Israel, pueblo de mi propiedad, pues lo dispersaron entre las naciones y se repartieron mi tierra.
Entonces el ángel del Señor salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, allí estaban tendidos todos los cadáveres.