Quedan todos aterrados; dolores y angustias los atrapan: ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto! Espantados, se miran unos a otros; ¡tienen el rostro encendido!
Pregunten y vean si acaso los varones dan a luz. ¿Por qué, pues, veo a todos los hombres con las manos sobre el vientre, como mujeres con dolores de parto? ¿Por qué han palidecido todos los rostros?
¿Qué fue de la guarida de los leones y de la cueva donde alimentaban a los leoncillos, donde el león, la leona y sus cachorros se guarecían sin que nadie los perturbara?