Y respondió el Señor: «Miren, enviaré cereales, vino nuevo y aceite, hasta dejarlos plenamente satisfechos; y nunca más los haré objeto de burla de las naciones.
Nunca más te haré oír el ultraje de las naciones; no tendrás que volver a soportar los insultos de los pueblos, ni serás causa de tropiezo para tu nación, afirma el Señor y Dios”».
Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión; disfrutarán de las bondades del Señor: el trigo, el vino nuevo y el aceite, las crías de las ovejas y las vacas. Serán como un jardín bien regado, y no volverán a desfallecer.
Allí le devolveré sus viñedos y convertiré el valle de Acor en una puerta de Esperanza. Allí responderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto.
Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que el Señor había acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento.
»“Habrá paz cuando se siembre y las vides darán su fruto; la tierra producirá sus cosechas y el cielo enviará su rocío. Todo esto se lo daré como herencia al remanente de este pueblo.