Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Jeremías 9:1

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

¡Ojalá mi cabeza fuera un manantial y mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar de día y de noche por los muertos de mi pueblo!

Ver Capítulo Copiar

20 Referencias Cruzadas  

Pero si ustedes no obedecen, lloraré en secreto por causa de su orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.

Por eso dije: «Aparten su mirada de mí; voy a llorar amargamente. No insistan en consolarme: ¡mi pueblo ha sido destruido!».

Las lágrimas inundan mis ojos; siento una profunda agonía. Estoy con el ánimo por los suelos porque mi pueblo ha sido destruido. Niños e infantes desfallecen por las calles de la ciudad.

Vístete de luto, pueblo mío; revuélcate en las cenizas. Llora amargamente, como lo harías por un hijo único, porque nos cae por sorpresa el que viene a destruirnos.

»Tú les dirás lo siguiente: »“Que mis ojos derramen lágrimas día y noche, sin cesar, porque la virginal hija de mi pueblo ha sufrido una herida terrible, un golpe muy duro.

Por eso lloro, como llora Jazer, por la viña de Sibmá. ¡Y a ustedes, ciudades de Hesbón y de Elalé, las empapo con mis lágrimas! Se han acallado los gritos de alegría por tu fruto maduro y tus cosechas.

Ríos de lágrimas brotan de mis ojos, porque tu Ley no se obedece.

Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, mientras me preguntan a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?».

¡Qué angustia, qué angustia! ¡Me retuerzo de dolor! Mi corazón se agita. ¡Ay, corazón mío! ¡No puedo callarme! Puedo escuchar el toque de trompeta y el grito de guerra.

La aflicción me abruma; mi corazón desfallece.

Que se den prisa, que hagan lamentación por nosotros. Nuestros ojos se inundarán de lágrimas y brotará de nuestros párpados el llanto.

Me iría muy lejos de aquí; me quedaría a vivir en el desierto. Selah

A pesar de todo esto, su hermana, la infiel Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino que solo fingió hacerlo», afirma el Señor.

«¿Por qué habré de perdonarte? Tus hijos me han abandonado, han jurado por los que no son dioses. Cuando suplí sus necesidades, ellos cometieron adulterio y en tropel se volcaron a los prostíbulos.

También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí, afirma el Señor y Dios.

¡Todos ellos son adúlteros! Parecen un horno encendido cuyo fuego no hace falta atizar desde que el panadero prepara la harina hasta que la masa fermenta.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios