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Referencias Cruzadas

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Jeremías 8:19

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

El clamor de mi pueblo se levanta y viene de una tierra lejana: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su Rey?». «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?».

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35 Referencias Cruzadas  

Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué dijeron esos hombres? ¿De dónde vinieron? —Vinieron de Babilonia, un país lejano —respondió Ezequías.

Vienen de tierras lejanas, de los confines de los cielos. Viene el Señor con las armas de su ira para destruir toda la tierra.

»Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: »Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea en medio de los siete candelabros de oro:

Pero en el monte Sión habrá liberación y será sagrado. El pueblo de Jacob recuperará sus posesiones.

¿Perdonaré la sangre que derramaron? ¡Claro que no la perdonaré!». ¡El Señor habita en Sión!

Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como lo ha dicho el Señor. Y entre los sobrevivientes estarán los llamados del Señor.

Vendrá un día en que los centinelas gritarán por las colinas de Efraín: “¡Vengan, subamos a Sión, al Señor nuestro Dios!”».

¿Has rechazado por completo a Judá? ¿Detestas a Sión? ¿Por qué nos has herido de tal modo que ya no tenemos remedio? Esperábamos tiempos de paz, pero nada bueno recibimos. Esperábamos tiempos de salud, pero solo nos llegó el terror.

¡Despierta, Sión, despierta! ¡Revístete de poder! Jerusalén, ciudad santa, ponte tus vestidos de gala, pues los incircuncisos e impuros no volverán a entrar en ti.

Porque el Señor es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; el Señor es nuestro rey: ¡Él nos salvará!

¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».

¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, generación de malhechores, hijos corruptos! ¡Han abandonado al Señor! ¡Han despreciado al Santo de Israel! ¡Le han dado la espalda!

Que se alegre Israel por su Hacedor; que se regocijen los hijos de Sión por su Rey.

¡Oh Sión, que el Señor reine para siempre! ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya!

Desde Sión sea bendito el Señor, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya!

Los dispersaré entre naciones que ni ellos ni sus antepasados conocieron; los perseguiré con espada hasta aniquilarlos».

—Señores, ¿por qué hacen esto? Nosotros también somos hombres mortales como ustedes. Las buenas noticias que anunciamos son que dejen estas cosas sin valor y se vuelvan al Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.

Odio a los que adoran ídolos vanos; yo, por mi parte, confío en ti, Señor.

Así dice el Señor: «¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras ídolos sin valor y en algo sin valor se convirtieron.

¿Pero es a mí al que ofenden? —afirma el Señor—, ¿No se ofenden a sí mismos para su propia vergüenza?

«Pasó la cosecha, se acabó el verano y nosotros no hemos sido salvados».

No valen nada, son objetos de burla; cuando llegue el día del juicio serán destruidos.

¿Por qué te comportas como un hombre tomado por sorpresa, como un guerrero impotente para salvar? Señor, tú estás en medio de nosotros y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones!

Las mentiras que ellos profetizan solo sirven para que ustedes se alejen de su propia tierra y para que yo los expulse y mueran.

»Porque desde su juventud el pueblo de Israel y el de Judá solamente han hecho lo malo ante mí. El pueblo de Israel no ha dejado de provocar mi ira con la obra de sus manos, afirma el Señor.

»La distancia alrededor de la ciudad será de dieciocho mil codos. »Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: “El Señor está allí”».

Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿Acaso no tienes rey? ¿Por qué te han venido dolores de parto? ¿Murió acaso tu consejero?

Cuando esto haya sucedido, se encenderá mi ira contra ellos y los abandonaré, ocultaré mi rostro y serán presa fácil. Entonces les sobrevendrán muchos desastres y adversidades, y se preguntarán: “¿No es verdad que todos estos desastres nos han sobrevenido porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”.

Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión.

El Señor te ha levantado el castigo; ha puesto en retirada a tus enemigos. El Señor, rey de Israel, está en medio de ti: nunca más temerás mal alguno.

Yo agitaré mi mano contra esas naciones y sus propios esclavos las saquearán”. Así sabrán que me ha enviado el Señor de los Ejércitos.




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