El pueblo de Samaria cargará con su culpa por haberse rebelado contra su Dios. Caerán a filo de espada; a los niños los lanzarán contra el suelo y a las embarazadas les abrirán el vientre».
a tal grado que el Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
Finalmente, el Señor arrojó a Israel de su presencia, tal como lo había anunciado por medio de sus siervos los profetas. Así, pues, fueron desterrados y llevados cautivos a Asiria, donde hasta el día de hoy se han quedado.
Efraín se alimenta de viento: todo el día va tras el viento del este y multiplica la mentira y la violencia. Hace pactos con Asiria, y a Egipto le da aceite como tributo».
Entonces el Señor dijo: «Ponle por nombre Jezrel, porque dentro de poco haré que la casa real de Jehú pague por la masacre en Jezrel. Así pondré fin al dominio del reino de Israel.
y vio también que yo despedí a la apóstata Israel, y que le había dado carta de divorcio por todos los adulterios que había cometido. No obstante, su hermana, la infiel Judá, no tuvo ningún temor, sino que también ella se prostituyó.
Después convocó a los habitantes de Judá y de Benjamín, como también a los de Efraín, Manasés y Simeón que vivían entre ellos, pues muchos israelitas se habían unido a Asá, al ver que el Señor su Dios estaba con él.
a tal grado que el Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
Los descendientes de José: Los descendientes de Efraín: Todos fueron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron registrados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar.
Desde Sión se escuchan quejidos y lamentos: “Hemos sido devastados; nos han avergonzado por completo. Tenemos que abandonar nuestra tierra, porque han derribado nuestras casas”».
«Si este pueblo o algún profeta o sacerdote te pregunta: “¿Qué mensaje tenemos del Señor?”, tú responderás: “¿De qué mensaje hablas? Yo los abandonaré”, afirma el Señor.
Por tanto, adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Ustedes comen carne con sangre, adoran a sus ídolos y derraman sangre, ¿y aun así pretenden poseer el país?