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Referencias Cruzadas

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Jeremías 50:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Porque la ataca una nación del norte, que dejará su tierra desolada. Las personas y los animales saldrán huyendo y no habrá nadie que la habite.

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22 Referencias Cruzadas  

«Arrasaré con hombres y animales, con las aves del cielo, con los peces del mar y con los ídolos que hacen caer a los malvados. »Destruiré a toda la humanidad de sobre la faz de la tierra», afirma el Señor.

»¡Afilen las flechas! ¡Ármense con escudos! El Señor ha incitado el espíritu de los reyes de los medos para destruir a Babilonia. Esta es la venganza del Señor, la venganza por su Templo.

Luego dile: “Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, que lo convertirás en una ruina perpetua hasta que no quede en él un solo habitante, ni hombre ni animal”.

Porque yo movilizo contra Babilonia una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella y desde el norte será conquistada. Sus flechas son como expertos guerreros que no vuelven con las manos vacías.

Entonces el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia, porque del norte vendrán sus destructores», afirma el Señor.

heriré a hombres y animales; los habitantes de esta ciudad morirán por causa de una plaga terrible.

»Por eso, así dice el Señor y Dios: “Descargaré mi enojo y mi furor sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra. Entonces, arderá mi enojo y no se apagará”.

»Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.

Entonces el Señor dijo: «Voy a borrar de la superficie de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me duele haberlos hecho!».

»Del norte hice venir a uno y acudió a mi llamado; desde el oriente invoca mi nombre. Como alfarero que amasa arcilla con los pies, aplasta gobernantes como si fueran barro.

Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien tomó de la mano derecha para someter a su dominio las naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las puertas y dejar abiertas las entradas:

Lloraré y gemiré por los montes, me lamentaré por los prados del desierto, porque están desolados: ya nadie los transita ni se escuchan los mugidos del ganado. Desde las aves del cielo hasta los animales del campo, todos han huido.

«Convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en una guarida de chacales. Convertiré en ruinas las ciudades de Judá; ¡las dejaré sin habitantes!».




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