«Todos ellos son guerreros valientes; su aljaba es como un sepulcro abierto.
Sus flechas son puntiagudas, tensos todos sus arcos; parecen dura piedra los cascos de sus caballos y torbellino las ruedas de sus carros.
En sus palabras no hay sinceridad; en su interior solo hay corrupción. Su garganta es un sepulcro abierto; de su lengua salen engaños.
«Su garganta es un sepulcro abierto; de su lengua salen engaños». «¡Veneno de víbora hay en sus labios!».
Con sus arcos traspasarán a los jóvenes; no se apiadarán del fruto del vientre ni tendrán compasión de los niños.
Me ha partido el corazón con las flechas de su aljaba.
Así dice el Señor: «¡Miren! Del norte viene un ejército; una gran nación se moviliza desde los confines de la tierra.
Empuñan el arco y la lanza; son crueles y no tienen compasión. Lanzan gritos como bramidos del mar y cabalgan sobre sus corceles. ¡Vienen contra ti, hija de Sión, alineados para la batalla como un solo hombre!».