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Referencias Cruzadas

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Jeremías 5:15

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Pueblo de Israel, voy a traer contra ustedes una nación lejana, una nación fuerte y antigua, una nación cuyo idioma no conocen, cuyo lenguaje no entienden», afirma el Señor.

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27 Referencias Cruzadas  

El Señor levantará contra ti una nación muy lejana, cuyo idioma no podrás entender; vendrá de los confines de la tierra, veloz como un águila.

«Adviertan a las naciones, proclámenlo contra Jerusalén: “De lejanas tierras vienen sitiadores lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá”.

No verás más a ese pueblo insolente, a ese pueblo de idioma confuso, de lengua extraña e incomprensible.

Pues bien, Dios hablará a este pueblo con labios extranjeros y lenguas extrañas,

Con una bandera hará señas a una nación lejana, con un silbido la llamará desde el extremo de la tierra, y esta nación llegará presta y veloz.

yo haré que vengan todos los pueblos del norte y también mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los traeré contra esta tierra, contra sus habitantes y contra todas las naciones vecinas, y los destruiré por completo: ¡los convertiré en objeto de horror, de burla y de eterna ruina!”, afirma el Señor.

Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte», afirma el Señor. «Vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá.

En la Ley está escrito: «Por medio de gente de labios extranjeros y lenguas extrañas hablaré a este pueblo, pero ni aun así me escucharán», dice el Señor.

Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí y adquieran un corazón y un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel?

castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab; también, a todos los que viven en el desierto y se rapan las sienes. Todas las naciones son incircuncisas, pero el pueblo de Israel es incircunciso de corazón».

Así dice el Señor: «¡Miren! Del norte viene un ejército; una gran nación se moviliza desde los confines de la tierra.

Pues las casas de Israel y de Judá me han sido completamente infieles», afirma el Señor.

»El pueblo de Israel se avergonzará, junto con sus reyes y sus oficiales, sacerdotes y profetas, como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren.

vendrá contra ti el Señor de los Ejércitos; vendrá con truenos, terremotos y gran estruendo; vendrá con una violenta tormenta y con devoradoras llamas de fuego.

Acamparé contra ti, te rodearé; te cercaré con empalizadas y levantaré contra ti torres de asedio.

La viña del Señor de los Ejércitos es la nación de Israel; el pueblo de Judá es su huerto preferido. Él esperaba justicia, pero encontró ríos de sangre; esperaba rectitud, pero encontró gritos de angustia.

»Después de esto, en mis visiones nocturnas vi ante mí una cuarta bestia, la cual era extremadamente horrible y poseía una fuerza descomunal. Con sus grandes colmillos de hierro aplastaba y devoraba a sus víctimas, para luego pisotear los restos. Tenía diez cuernos y no se parecía en nada a las otras bestias.

Será mejor que bajemos a confundir su idioma para que ya no se entiendan entre ellos mismos».

Un pueblo desconocido se comerá los frutos de tu tierra y todo el producto de tu trabajo; para ti solo habrá opresión y malos tratos cada día.

Cuando salió contra la tierra de Egipto, lo estableció como un mandato dado a José. Escuché una voz desconocida decir:

Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué dijeron esos hombres? ¿De dónde vinieron? —Vinieron de Babilonia, un país lejano —respondió Ezequías.

Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los babilonios.

»Por tanto, pueblo de Israel, voy a levantar contra ti a una nación que te oprimirá desde Lebó Jamat hasta el torrente del Arabá», afirma el Señor, el Dios de los Ejércitos.

Al oírlo, se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la debilidad entró en los huesos y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade.




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