a todos los forasteros, a todos los reyes del país de Uz y a todos los reyes del país de los filisteos; a los de Ascalón, Gaza, Ecrón y a los sobrevivientes de Asdod;
llegaron de Siquén, Siló y Samaria ochenta hombres con la barba afeitada, la ropa rasgada y el cuerpo lleno de cortaduras que ellos mismos se habían hecho. Traían ofrendas de cereales e incienso para presentarlas en el Templo del Señor.
Por eso, así dice el Señor y Dios: Extenderé mi mano contra los filisteos. Exterminaré a los quereteos y destruiré a los que aún quedan en la costa del mar.
Ha llegado el día de exterminar a todos los filisteos y de destruir a Tiro y Sidón y a todos los aliados que puedan ayudarlos. El Señor exterminará a los filisteos y al resto de las costas de Caftor.
Acuden los de Dibón al templo, a sus altares paganos para llorar. Moab está gimiendo por Nebo y por Medeba. Rapadas están todas las cabezas y afeitadas todas las barbas.
«En esta tierra morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos.