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Referencias Cruzadas

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Jeremías 4:24

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Miré las montañas y estaban temblando; ¡se sacudían todas las colinas!

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19 Referencias Cruzadas  

Ante mí temblarán los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, los reptiles que se arrastran y toda la gente que hay sobre la faz de la tierra. Se derrumbarán los montes, se desplomarán las pendientes escarpadas y todos los muros se vendrán abajo.

Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira.

Por eso se enciende la ira del Señor contra su pueblo, levanta la mano contra él y lo golpea; las montañas se estremecen, los cadáveres quedan como basura en medio de las calles. A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado; su mano aún sigue extendida.

A su paso se derriten los montes como la cera junto al fuego; se agrietan los valles como partidos por el agua de un torrente.

Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece.

La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; temblaron a causa de su enojo.

El Señor le ordenó: —Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Mientras estaba allí, el Señor pasó y vino un viento recio, tan violento que partió las montañas y destrozó las rocas, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto.

las montañas te ven y se retuercen. Pasan los torrentes de agua; el abismo ruge y levanta sus olas en lo alto.

Se detiene y la tierra se estremece; lanza una mirada y las naciones tiemblan. Se desmoronan las antiguas montañas y se desploman las viejas colinas, pero sus caminos son eternos.

Desde Dan se escucha el resoplar de sus caballos; cuando relinchan sus corceles, tiembla toda la tierra. Vienen a devorarse el país y todo lo que hay en él, la ciudad y todos sus habitantes.

Tu estruendo retumbó en el torbellino y tus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra se estremeció con temblores.

El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar.

El monte estaba cubierto de humo, porque el Señor había descendido sobre él en medio de fuego. Era tanto el humo que salía del monte, que parecía un horno; todo el monte se sacudía violentamente,

Lloraré y gemiré por los montes, me lamentaré por los prados del desierto, porque están desolados: ya nadie los transita ni se escuchan los mugidos del ganado. Desde las aves del cielo hasta los animales del campo, todos han huido.

Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del Señor de los Ejércitos, en el día de su ardiente ira.

La tierra se tambalea como un borracho, se sacude como una choza. Tanto pesa sobre ella su rebelión que caerá para no volver a levantarse.




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