El Señor y Dios ha jurado por sí mismo; el Señor Dios de los Ejércitos afirma: «Yo detesto la arrogancia de Jacob; yo aborrezco sus fortalezas. Por eso entregaré la ciudad al enemigo, con todo lo que hay en ella».
Pero si no obedecen en consagrar el día sábado y permiten que entren cargas por las puertas de Jerusalén en sábado, entonces prenderé fuego a sus puertas que no podrá ser apagado y que consumirá los palacios de Jerusalén’ ”».
Y le responderán: “Porque abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, que los sacó de Egipto, y se echaron en los brazos de otros dioses, a los cuales adoraron y sirvieron. Por eso el Señor ha dejado que les sobrevenga tanto desastre”».
Pero escuchen la palabra del Señor todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto: “Juro por mi nombre soberano —dice el Señor—, que ninguno de los de Judá que vive en Egipto volverá a invocar mi nombre diciendo: ¡Tan cierto como el Señor y Dios vive!
Y aunque ahora este templo es imponente, llegará el día en que todo el que pase frente a él quedará asombrado y preguntará: “¿Por qué el Señor ha tratado así a este país y a este templo?”.