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Referencias Cruzadas

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Jeremías 17:11

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

El que acapara riquezas injustas es como una perdiz que empolla huevos que no puso. En la mitad de la vida las perderá y al final se mostrará como un insensato.

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39 Referencias Cruzadas  

El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune.

La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como la niebla y es mortal como una trampa.

«Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia».

»¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar gratis y no le paga por su trabajo!

El que amasa riquezas mediante intereses y usura, las acumula para el que se compadece de los pobres.

El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá.

Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecar; seducen a las personas inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición!

A esos hay que taparles la boca, ya que están arruinando familias enteras al enseñar lo que no se debe y lo hacen para obtener ganancias mal habidas.

En aquel día castigaré a cuantos evitan pisar el umbral, a los que llenan de violencia y engaño la casa de sus dioses.

El tacaño ansía enriquecerse, sin saber que la pobreza lo aguarda.

El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.

Tú, oh Dios, abatirás a los impíos y los arrojarás en la fosa de la muerte; la gente sanguinaria y mentirosa no llegará ni a la mitad de su vida. Yo, por mi parte, en ti confío.

Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”.

Llevados por la avaricia, estos falsos maestros se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Desde hace mucho tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha.

Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.

»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos; ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.

«De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus jornaleros; contra los que oprimen a las viudas, a los huérfanos y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor de los Ejércitos—.

Así afirma el Señor de los Ejércitos: “Yo he desencadenado esta maldición para que entre en la casa del ladrón y en la del que jura con falsedad por mi nombre. Se alojará dentro de su casa y la destruirá, junto con sus vigas y sus piedras”».

Ambas manos son hábiles para hacer el mal; gobernadores y jueces exigen soborno. Los poderosos imponen lo que quieren; todos traman en conjunto.

Echan de sus preciadas casas a las mujeres de mi pueblo. Quitan mi bendición de sus niños para siempre.

«Los que acumulan en sus fortalezas el fruto de la violencia y el saqueo no saben actuar con rectitud», afirma el Señor.

El gobernante falto de juicio es terrible opresor; el que aborrece las ganancias deshonestas prolonga su vida.

¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas.

Tal es el destino de los que confían en sí mismos; y el de sus seguidores que aprueban lo que ellos dicen. Selah

«Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.

Por eso entregaré sus mujeres a otros hombres y sus campos a otros dueños. Porque desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.

Nada se libró de su voracidad; por eso no perdurará su bienestar.




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